Yo no sé qué nos pasa a las mujeres en general pero cuando se acerca una fecha significativa nos empeñamos en que tenemos que estar radiantes y bellas. A veces es por una boda, normalmente por la nuestra propia, pero es que otras veces es por banalidades absurdas que no logro comprender, y lo más triste de todo esto es que yo soy exactamente así.
No sabría cómo describirme, pero hay veces en las que me emociono con algo y entonces no hay quien me pare. Hace unos días me di cuenta de que falta mes y medio para Navidad, sólo mes y medio, y yo adoro la Navidad. Es extraño porque ni soy religiosa ni tengo la casa llena de niños con los que compartir la ilusión, pero contrariamente a lo que ocurre con las personas que hay a mi alrededor, a mí me encanta esa época del año. Empecé a pensar en qué podría hacer para que la Noche Buena fuera más especial y me imaginé disfrazada de Mamá Noel dando regalos a toda la familia, con una diademita de renos y una nariz roja, y me vi con el pelo largo cayendo a ambos lados de mi rostro, ondulado y precioso… y luego desperté de mi ensoñación porque si hay algo que no tengo es un cabello bonito.
Imaginad una cortina de agua completamente plana, ahora imaginad que es marrón chocolate y entonces ponedle una cara en medio: ese es mi pelo. No tiene volumen, no tiene gracia ninguna, es una cortina lacia y lisa que cae a ambos lados de la cabeza, y como haya pasado más de 24 horas desde que me la lavé, entonces hay que añadir una visión aún peor a la imaginada anteriormente, pues parece que haya venido una vaca y me haya dado un lametón en toda la cabeza. No soy exagerada, soy realista, y sé que mi cabello no es mi punto fuerte, aunque me gustaría que lo fuera, y por eso en un alarde de esa ilusión por la próxima llegada de la Navidad, he decidido que voy a hacer todo lo que esté en mi mano para lucir una melena preciosa el día de Noche Buena.
Para empezar hay que tener dos dedos de frente y saber que por muchos potingues que te pongas en la cabeza, si fuera verdad que la cerveza hace milagros, estaríamos todas comprando litros de cerveza en lugar de champú para lavarnos el cuero cabelludo, así que en lugar de perder el tiempo lo primero que he hecho es comprar estos productos de peluquería en una tienda online de profesionales. Eso sí, esa es mi parte racional, la que dice que si ellos no consiguen nada no lo hará nada más, porque mi parte más emocional se la leído mil artículos sobre remedios para tener el cabello bonito y aunque no he probado todos ya os adelanto que hay alguno que otro que es mejor no poner en práctica.
Remedios caseros que son una pérdida de tiempo
Antes de que me salten al cuello algunas a las que sí les haya funcionado, he de decir que hablo siempre desde mi propia experiencia así que espero que nadie se sienta demasiado ofendida con mis opiniones.
Zumo de Tomate: El zumo de tomate es perfecto para refrescarte un día caluroso de verano, e incluso si lo exprimes directamente puede servirte como condimento ideal para una ensalada, ahora bien, eso de ponértelo en la cabeza es una tontería como la copa de un pino. Leí en algún sitio que es nivelador del PH y que actúa como limpiador así que como tengo mucha grasa exprimí cuatro o cinco tomates y me metí en la ducha. Imaginad el pringue que monté en un minuto y total para nada porque en menos tres horas tenía el pelo peor que si no me lo hubiera lavado.
Vodka: también leí que el vodka puede hacer que nuestro cabello esté más limpio y con mejor aroma con un poco de vodka y algo de agua. Se trata de mezclar un chorro de esta bebida alcohólica con agua del grifo y luego echártelo por el pelo, aguantar 10 minutos y enjuagar. Yo lo hice y conseguí lo siguiente: un constipado por estar 10 minutos en la ducha muerta de frío esperando a que pasara el tiempo recomendado, un olor a borracha horroroso que hacía que madres apartaran a sus hijos de mi lado cuando me cruzaba con ellos por la calle esa misma tarde, y una textura extraña en el pelo que me obligó a ponerme tres litros de crema suavizante después para intentar que volviera a tener un aspecto natural.
Bicarbonato de Sodio: Me dijeron que eliminaba olores desagradables y grasa excesiva así que lo intenté. Mezcle tres partes de agua por una de bicarbonato hasta crear una pasta homogénea y, tras mojar mi cabello, apliqué la mezcla y dejé reposar 5 minutos. De pronto la cabeza estaba muy fresca, cada vez más, demasiado fresca diría yo. Nunca había experimentado antes esa sensación pero era como tener demasiadas ideas que en lugar de calentarte el cogote lo que hacían era congelarlo para evitar que alguna escapase por los poros. Literalmente: se me congelaron las ideas y cuando fui a echarme el agua calentita para retirar el producto aquello empezó a escocer como un condenado y yo sólo quería que alguien me arrancara el pelo con el fin de dejar de sentir esa extraña sensación.
Sinceramente, mis aventuras con los remedios caseros han sido de todo menos eficaces y os puedo asegurar que he seguido las recetas al pie de la letra así que antes de poneros a hacer locuras por el estilo os recomiendo que uséis los productos que verdaderamente elaboran los profesionales con el fin de mejorar el estado de nuestro cabello. Yo, en Pelumarket he encontrado la solución ¿y tú?