La piscina es uno de los elementos que más nos llama la atención cuando visitamos una casa unifamiliar o una urbanización. Para los que no tenemos, nos da envidia. Poco hay que decir sobre los atractivos que implican las piscinas privadas. Por si aún tienes dudas, te comento los 4 argumentos que más convencen a la gente para instalarla.
Mi amigo Ramón, que vivía en el centro de Madrid, se compró un chalet en la sierra. Pensó que aunque aquel traslado le obligaría a coger el coche todos los días para ir a trabajar, ganaría en calidad de vida. Viviría más tranquilo, rodeado de naturaleza.
Aquel chalet que compró tenía un problema. Tenía jardín, pero no tenía piscina. Después de investigar por internet y pedir varios presupuestos, encargó a Rama Piscinas, una empresa madrileña que lleva más de 23 años colocando piscinas y que ha participado en más de 2000 proyectos, que le colocara una.
A pesar del desembolso económico, Ramón me comentó que le salió más económico hacerlo, así que comprar directamente el chalet con la piscina incorporada. Me fio de la opinión de mi amigo Ramón. Sé que para eso del dinero es una eminencia. Como se suele decir, no da puntada sin hilo.
Desde que instaló la piscina estoy esperando que me llame para ir a verlo y pasar una agradable velada en su compañía. No me presento sin avisar, puesto que alguna vez lo he hecho, y se ha incomodado.
No me dijo el porqué instaló la piscina, aunque lo intuyo. A pesar de ello, después de investigar un poco, he llegado a la conclusión de que estas son las razones que llevan a los propietarios a instalar una piscina en sus viviendas.
Revaloriza el valor de la casa.
El periódico El Economista afirma que la presencia de una piscina aumenta el precio de un inmueble un 65%.
Según datos del portal Idealista, esta variación de precio varía en función de la ciudad. En Santa Cruz de Tenerife, una vivienda con piscina es un 108% más caro que si no la tiene. Este aumento de precio no afecta solo a las viviendas unifamiliares, sino también a los pisos de las urbanizaciones, que ve disparado su valor solo por el hecho de disponer de una piscina comunitaria.
En Teruel y Bilbao, disponer de piscina supone un sobreprecio del 60%. En Barcelona el precio del inmueble aumenta un 59% si tiene piscina, y en Pamplona y Lleida un 58%.
Entre las ciudades españolas que ven el precio de las viviendas encarecido por la presencia de una piscina por encima del 50% se encuentran Alicante, Logroño y Castellón de la Plana.
En Madrid ciudad, curiosamente, el hecho de disponer de piscina solo representa una revalorización del 3%. La razón de ello, es que la planificación urbanística de la capital hace que sea complicado proyectar zonas comunes y mucho más que dispongan de piscina.
Sin embargo, si salimos de la urbe y nos movemos por zonas menos pobladas de la comunidad autónoma, la presencia de una piscina privada dentro de la propiedad representa un aumento del 50% de su precio.
Otro de los elementos a destacar es que en el mercado inmobiliario español, la piscina se ve como un bien de lujo y un elemento escaso. Solo el 24% de las propiedades que están a la venta disponen de piscina.
Esto hace que la presencia de una piscina nos llame más la atención de lo que en realidad supone. Es como si viéramos un oasis en mitad del desierto.
Una casa con piscina es una inversión que tiene su reflejo económico en el momento en que queramos alquilar o vender la vivienda.
Calidad de vida.
Más allá del valor económico, la piscina es un elemento que mejora la calidad de vida.
La piscina es una instalación que nos permite relajarnos, desprendernos del estrés y disfrutar de momentos de ocio sin salir de nuestro hogar.
En las viviendas unifamiliares, uno de los elementos más valorados son las instalaciones que se encuentran al aire libre y que están acondicionadas para el disfrute de sus habitantes.
Es sabido que en las casas tradicionales de pueblo, el patio es una parte de la casa que aporta vida al lugar. Un sitio donde salir a tomar el fresco y descongestionarse de la vida en el interior. No es salir a la calle, pero escapas del encorsetamiento de estar entre cuatro paredes.
Cuando era niño, en la casa de mis abuelos, en el pueblo, el patio era el sitio en el que más jugaba. Si no salía a la calle con mi hermano y mis primos, podría pasar allí toda la tarde.
Algo parecido sucede con las casas unifamiliares modernas. Disponer de un jardín con una zona de relax, con una barbacoa o con un porche son elementos que hacen más cómoda y agradable la vida en la vivienda.
Si a esa parte exterior, añadimos una piscina, la sensación de bienestar se redimensiona. No es que estemos metidos en la piscina todo el tiempo, o sí, depende del caso. Pero el hecho es que la piscina se convierte en un elemento central en torno al que se aglutina parte de la actividad individual y colectiva que se realiza en la casa.
Si además tenemos niños, la piscina es un lugar de juegos prioritario donde disfrutarán la mayor parte del verano.
Socialización.
La piscina aumenta y mejora nuestra vida social.
La piscina es un elemento fundamental para pasar tiempo de calidad con la familia y los amigos. En un entorno privado, seguro y fuera de miradas indiscretas.
En la piscina podemos jugar con nuestros hijos o dejar que ellos disfruten largo y tendido dentro de un ambiente seguro y controlado.
La piscina también nos puede brindar momentos de intimidad con nuestra pareja. Ofreciendo un espacio íntimo y diferente que va más allá de las cuatro paredes del dormitorio. No estoy hablando de sexo. La complicidad es mucho más que la mera actividad sexual.
Ni que decir tiene, que la piscina es todo un reclamo para recibir visitas y atenderlas como un buen anfitrión. Si nuestros familiares y amigos saben que tenemos piscina, van a querer venir a vernos con frecuencia.
La piscina nos brindará momentos memorables con nuestro entorno más cercano. Veladas interminables que se van alargando horas y horas. Fiestas privadas que pueden empezar por la mañana y concluir a altas horas de la noche.
Porque cuando el calor aprieta, la piscina refresca y despliega su magnetismo. En verano, el tiempo de las piscinas, es cuando realizamos una mayor actividad social. Cuando nos relacionamos más con los demás.
No es porque estemos de vacaciones, porque las vacaciones duran como mucho un mes. Son las temperaturas agradables, el mayor número de horas de sol, que hacen que queramos pasar más tiempo de ocio con las personas con las que nos sentimos a gusto, y más todavía, si hay una piscina por medio.
En las urbanizaciones con piscina, este elemento fomenta la interrelación entre los vecinos. Estrecha lazos de buena vecindad. Permite establecer una conexión informal y lúdica que se escapa de los encuentros fortuitos en el interior del ascensor o de las reuniones formales de las juntas de la comunidad.
El entorno influye en las relaciones sociales.
Fomenta el deporte y la vida sana.
La piscina, queramos o no, nos animará a practicar algo más deporte. Tirarnos al agua y hacer unos largos. Todo ello, sin salir de casa. Sin desplazarnos a ningún sitio.
Bárbara Andrea Chelaliche, instructora argentina de aqua fitness, confiesa a B.B.C. News que “La densidad del agua es fundamental para la resistencia del cuerpo, por eso es funcional para las personas que quieren bajar de peso o tonificar los músculos sin arriesgarse a sufrir lesiones”.
Según Bárbara, mientras fuera del agua, necesitamos realizar 40 minutos de ejercicio sin interrupciones para empezar a quemar calorías, dentro del agua, nos basta con 15. Andar dentro de la piscina, de un borde al otro, durante 15 minutos, equivale a una carrera de running de media hora en el parque.
Esto se debe a que el ejercicio se realiza por la fricción del cuerpo contra la masa de agua y no solo por el movimiento del cuerpo. El agua produce una mayor resistencia que la que nos provoca el viento.
Varios preparadores físicos coinciden en señalar que la natación es el deporte más completo. Al nadar, movemos gran parte del cuerpo: todas las extremidades, el tronco, la cabeza y acompasamos la respiración, todo ello desplazándonos sobre una superficie que ofrece resistencia y que nos obliga a ejercitar la fuerza.
Al mismo tiempo, al flotar en el agua, esto libera los músculos y nos proporciona una mayor libertad de movimiento que favorece que podamos ejercitar con más facilidad determinadas partes del cuerpo que nos resulta más complicado hacerlo en tierra.
Como vemos, tener una piscina en casa y utilizarla nos ayudará a llevar una vida más saludable y a combatir el sedentarismo.
Todas estas son razones de peso que nos animan a instalar una piscina en nuestra vivienda.