Terapia Gestalt en Valladolid

La psicología de la Gestalt, desarrollada por Max Wertheimer, Wolfgang Köhler y Kurt Koffka, supuso la irrupción de un nuevo impulso para la psicología, así como la aparición de una nueva manera de entender y abordar las relaciones entre el todo y sus partes, ya que su corpus teórico demuestra que la percepción no es la suma de una miríada de sensaciones individuales, sino un todo indistinguible.

Según estas mismas teorías de la Gestalt, el campo sensorial del ser humano está compuesto por cualidades y propiedades que van más allá del conocimiento del individuo. La aprehensión de estímulos y la reacción ante dichos estímulos por parte del organismo se produce a escala global, en conjunto. Lo que destaca la psicología de la Gestalt es la relevancia del denominado factor interno dinámico. Es decir, el modo en el que el individuo autorregula este proceso de percepción. Es el individuo quien, en función de una situación total, de un universo de estímulos, organizan cada unidad que lo conforma. El todo es la suma de sus partes, en definitiva.

La psicología de la Gestalt reclama el valor de estos procesos perceptuales, pero a su vez posee el convencimiento de que sus paradigmas básicos pueden traducirse también a otros ámbitos de la existencia psíquica, como prueban los abundantes estudios sobre la configuración, la voluntad y la acción. La piscología y la psiquiatría procedente de los Estados Unidos han tendido de manera tradicional a rechazar las teorías psicológicas mecanicistas para apuntar en cambio a la preeminencia de los factores dinámicos insertos en ese todo. Por otro lado, estas corrientes americanas basan sus estudios en el desarrollo de patrones: definiciones paradigmáticas establecidas a partir de la relación entre la dinámica de un organismo en su totalidad y el contexto de la situación en la que se encuentra.

Así pues, la psicología de la Gestalt significa un avance decisivo en lo que respecta a la consideración de las reacciones y las situaciones contextuales como un todo. Es la respuesta a las antiguas teorías mecanicistas basadas en juegos de percepción y asociación. Una metodología que, por tanto, constituye una demostración de la validez de la psicología dinámica, a lo que se debe sumar, por supuesto, la importancia que por otro lado tienen las experiencias pasadas del individuo, su crecimiento histórico y personal a base del ensayo y el error, su influencia en la modelación de estos patrones de reacción.

De acuerdo con estas ideas, la terapia Gestalt escoge como eje de gravedad de su tratamiento los procesos del mismo, más que los contenidos. Priman las reacciones tomadas en un contexto presente ante estímulos presentes, con menor atención a las elucubraciones concebidas a partir de experiencias pasadas o estimaciones de futuro. El paciente, de este modo, debe tomar conciencia de lo que siente y de lo que hace, punto de partida para hacer germinar los rudimentos mentales necesarios para aceptarse a sí mismo y para librarse de las ataduras de su historial mental a la hora de encarar el presente –lo que se percibe y lo que se siente en el momento- y poder por consiguiente actuar en consecuencia.

En cierto modo, las terapias de la Gestalt no consideran al sujeto del proceso como un paciente, ya que esto supondría colocarle la etiqueta del enfermo. Sería entonces un cliente al que el terapeuta guía a lo largo de un proceso progresivo de autosanación, emprendido por él mismo.

Su uso en el terreno de la psicopatología, o sea, la relación que se da entre ésta y la percepción, ha desvelado valiosos resultados clínicos y terapéuticos en males de la mente como la esquizofrenia, la psicosis maníaco-depresiva, las afasias y las enfermedades orgánicas cerebrales. Entre otras virtudes, la psicología de la Gestalt, configurada para el tratamiento de trastornos de la personalidad, más allá de sus fundamentos tomados del sistema de percepción, permite distinguir entre un deterioro orgánico de la mente –calificado como enfermedad mental funcional- y la simulación de esa misma enfermedad.

Psania, uno de los principales institutos psicológicos y centro de referencia en terapia de pareja en Valladolid, aboga por el uso de orientación cognitivo-conductual en sus terapias, fundamentada en los principios básicos del aprendizaje para reducir o suprimir los comportamientos que el cliente desea someter a tratamiento. Esta labor profesional y especializada propuesta por la psicología de la Gestalt -que gracias a los avances tecnológicos es susceptible de realizarse incluso a distancia por medio de chat, videoconferencia o correo electrónico sin perder un ápice de su eficacia-, se basa sobre todo en un programa de asesoramiento al cliente acerca de sus situaciones problemáticas.

En primer lugar, se opta por un reconocimiento a fondo de los aspectos y variables que definen la personalidad del individuo, los cuales ayudan a explicar el porqué de esa necesidad de ayuda. Una correcta evaluación permite diseñar un plan de actuación ajustado a las demandas individuales de cada caso, asentado sobre el uso de unas técnicas específicas, y en las que prima, por supuesto, ese trabajo de guía y consejo sobre cualquier tipo de imposición u orden agresiva o traumática.

La curación depende del aprendizaje del paciente, activado internamente ya sea para ser capaz de resolver por sí mismo su situación problemática, sea para eliminar, adquirir o atemperar un determinado comportamiento reactivo.

La psicología de la Gestalt permite actuar con total satisfacción contra problemas relativos a la vida adulta contemporánea, otros característicos de la adolescencia o aquellos naturales de los periodos de infancia. Entre los primeros, destaca la solución de problemas de estrés –sensaciones continuas de intranquilidad o ahogo como respuesta a situaciones cotidianas-, de depresión –manifestado a través de la sensación de tristeza, insatisfacción, abulia, agotamiento físico y psicológico, los pensamientos negativos acerca de uno mismo, del presente o del futuro-, los comportamientos obsesivos y compulsivos –ansiedad, manías, acciones repetitivas y estereotipadas sin fundamento…-, la enorme variedad de fobias que caracterizan al mundo moderno y coartan la existencia social cotidiana del individuo –antropofobia o miedo a las relaciones personales, agorafobia o miedo a los espacios abiertos, glosofobia o miedo a hablar en público, trastornos de ansiedad, timidez amorosa…-.

Otro ámbito en el que resulta práctico acudir a las terapias Gestalt es el de las adicciones
psicológicas, que van desde las tradicionales adicciones al sexo y el juego, hasta las más recientes como a Internet, las compras, el uso del móvil….

En el caso de los niños, los tratamientos más comunes se encuentran encaminados a dar solución a problemas de rendimiento escolar, frecuentemente motivados por afecciones como el déficit de atención con hiperactividad –la incapacidad de mantener el enfoque restringido a una sola tarea durante un periodo de tiempo prolongado, evidente también en rasgos como la impulsividad o la dificultad para el control de las emociones- y el déficit de atención sin hiperactividad –chavales que manifiestan una anormal lentitud cognitiva y motora, motivados en parte por la baja calidad de atención, y que se muestran por medio de problemas en lecto-escritura y comprensión de textos, carencias en la técnica y los hábitos de estudio, falta de motivación…-.

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