Me he enamorado de una casa de campo. Sí, así, como lo leéis, y mi amor viene por un pedazo de terraza que tienen con un toldo de Toldos Clot. La casa es blanca, preciosa, y el toldo a modo de porche precioso y mobiliario rústico.
La casa de al lado, prácticamente igual que de la que os estoy hablando, ya no me gustaba tanto y yo la miraba y la miraba intentando encontrar las mil diferencias ¿Qué era lo que hacía única la casa en la que estaba o, al menos original, que marcaba esa diferencia tan brutal? Y al final caí en la cuenta, se trataba del porche.
No es que fuera un porche enorme con balaustrada y columnas y que tuviera vistas al mar, no, nada de eso. Era un porche con tejado de toldo que podías retirar cuando así lo deseabas y flanqueado por unos cuantos rosales y otras plantas de flor, pero eso sí, era precioso. Entonces me paré a pensar en cómo algo tan simple como un toldo podía hacer que dos casas iguales parecieran casas totalmente distintas.
Y es que el toldo era digno de ver, lo compraron y se lo instaló la empresa Toldos Clot, en Barcelona, y era una especie de pérgola blanca inmaculada con cristalera en un lateral. Impactante y elegante. Así es como decidí que yo quería un toldo de parecidas dimensiones y diseño en mi nueva casa y así es cómo localicé a la mejor empresa de toldos en Barcelona.
Ya sé que estaréis pensando que todo este rollo que os estoy metiendo es un poco rollazo pero me pareció súper interesante comprobar cómo algo tan nimio aparentemente podía hacer ese cambio y darle ese toque especial a una casa que, aunque bonita, no tenía nada que llamara la atención.
Luego ya empecé a investigar sobre la empresa y la variedad con la que contaba su catálogo y la verdad es que es impresionante. Desde parasoles para terrazas de bares y restaurantes hasta estores y cortinas pasando por toldos con los más variados diseños.
Así que sí, lo he encontrado, aquello que andaba buscando casi sin saberlo porque la verdad es que no me había parado nunca a pensar en si quería o necesitaba una pérgola en la entrada de mi casa de campo pero visto lo visto y teniendo en cuenta cómo puede llegar a marcar la diferencia tengo claro que me ha conquistado la idea.
Y bueno, aunque sea un objeto cotidiano para muchas familias que tienen toldos desde tiempos inmemoriales, he de decir que yo jamás he disfrutado de uno y me parece de chiste que algo tan sencillo pueda hacer que mi cas aparezca otra en menos que canta un gallo y eso por no hablar de los beneficios que trae consigo como poder comer al aire libre en los días de verano sin tener que tostarte al sol o dejar a los niños jugando bajo su resguardo sabiendo que no necesitas llenarlos de crema factor 50+.