Ser madre o padre es todo un reto, sobre todo si es la primera vez que lo haces. Criar a un hijo/a conlleva una gran responsabilidad y, por desgracia o por fortuna, no hay ningún manual que enseñe cuál es la mejor forma de afrontarlo. Además de tus propios problemas y preocupaciones de adulto, tendrás que ayudar a tu hijo/a con las suyas, sobre todo, durante los primeros años; y es normal que desees que todo salga perfecto; que la educación y el crecimiento de tus niños sigan su rumbo con normalidad, pero ya sabrás que las cosas no siempre salen como uno quiere. Cada persona es distinta, y esto también aplica a las infancias.
Si has entrado en este post es porque te preocupa la sociabilización de tu hijo/a. Quizás hayas notado que ya lleva un tiempo considerable en el colegio, y no consigue hacer amigos. Puede que te preocupes, sobre todo si los demás niños y niñas ya tienen sus grupos, y tienes miedo de que sufra marginación. ¿No sabes qué hacer? A continuación, te damos algunos consejos para actuar en esta situación.
No entres en pánico
Respira. Lo primero que debes hacer es mantener la calma. Pase lo que pase, no hay ninguna actuación inmediata para solucionarlo, ya que estas cosas, requieren tiempo, cuidados y paciencia. Además, si estás demasiado pendiente por el bienestar y la felicidad de tu hijo/a, es posible que sobre-pienses las cosas y veas problemas donde no los hay. Baraja esta posibilidad. Tú también te puedes equivocar, así que, antes de hacer nada y tomar medidas, asegúrate de que tus miedos están basados en la realidad y no en tus inseguridades. Si en tu infancia sufriste bullying, puede que quieras anticiparte a que esto no ocurra y estés proyectando tus preocupaciones. Habla con los profesores y otras personas que pasen tiempo con tus hijos, o que los conozcan bien, y pregúntale si notan lo mismo que tú.
Identifica cuál es el problema
Si de verdad sientes que hay algún problema, puedes pasar al segundo paso: identificarlo. Antes de tomar medidas y actuar, necesitas saber específicamente qué le ocurre a tu hijo/a, y por qué le cuesta hacer amigos. Esto no es del todo sencillo, ya que, cada persona es diferente, y la situación varía de un individuo a otro. Sin embargo, existen algunas razones generales y muy comunes. Por ejemplo, puede que tu hijo sea naturalmente tímido y necesite un poco más de tiempo que el resto. En este caso, debes tener paciencia y aceptarle tal y como es. No le metas presión, ya que puede ser peor.
Muchas veces la timidez viene de la mano de algunas inseguridades. Si tu hijo/a se siente inseguro/a consigo mismo, por su físico, su tamaño, su color de piel, su forma de ser, su orientación sexual, su expresión de género, o lo que sea; es posible que le cueste mostrarse tal y como es con los demás, y esto hace que la gente no tenga la oportunidad de conocerle. Si eres capaz de percibirlo, pregúntale cómo se siente, y fomenta la confianza y amor propio. Enséñale que es válido/a tal y como es.
Si vives en un lugar con poca gente, o si en la clase de tus niños no hay muchas compañeras y compañeros, es posible que, simplemente, no comparta los mismos gustos que los demás, y no tenga oportunidades interactuar con otros niños o niñas. Esto tiene fácil solución: fomentar las salidas y los cambios de entorno, para que pueda conocer a personas con las que sí encaja.
Por otro lado, hay niños/as que tienen más dificultades para comunicarse debido a una escasez de habilidades sociales. Puedes notarlo en que le cuesta escuchar a otras personas con atención, hacer preguntas o verbalizar sus deseos. En estos casos, es posible que exista alguna condición específica en su personalidad, como el Trastorno del Espectro Autista u otras, que deberá determinar un especialista. También hay niños que han vivido experiencias traumáticas, y es muy normal que esto haya afectado a su socialización. Si es así, te recomendamos que acudas a un especialista, pues te dará las claves para comprenderlo y para mejorar la situación.
¿Qué pueden hacer los padres?
Como podrás imaginar, dependiendo de cada circunstancia las medidas a tomar serán unas u otras. Sin embargo, hay una serie de actuaciones que, en ningún caso, serán dañinas y que puedes comenzar a poner en práctica. Sea como sea tu hijo/a, intenta fomentar su sociabilización ya que es un aspecto crucial en su crecimiento. Los especialistas del centro psicopedagógico Cristina Hormigos nos recuerdan que “las habilidades sociales y emocionales son básicas y necesarias para garantizar el desarrollo global de los niños/as”. Sin embargo, no debes forzarles. Incita a tus hijos a que inviten a compañeros de clase a jugar en casa o en otros sitios fuera del colegio y déjales libertad para que se comuniquen como deseen, sin estar demasiado de por medio. Las experiencias compartidas ayudan a fortalecer los lazos de amistad. Anima a tu hijo/a a participar en actividades extraescolares como deportes o juegos que le interesen. Así, tendrá más oportunidades de encontrar a gente con los mismos intereses, lo que facilitará la formación de amistades. Procura conocer a los padres de los compañeros de clase de tu hijo y establecer relaciones con ellos; organizar reuniones o salidas conjuntas para crear espacios y dar pies a la formación de conexiones, siempre y cuando, los consideres una compañía agradable.
Muchos niños les tienen miedo a sus padres, o sienten vergüenza a la hora de contarles sus problemas. Mantén una comunicación abierta. Habla con tu hijo/a regularmente sobre sus experiencias en el colegio y sus relaciones con sus compañeros. Déjale su espacio y agradece los momentos en los que se atreva a compartir sus miedos. Escucha sus preocupaciones, bríndale apoyo emocional y ofrécele consejos prácticos para superar cualquier desafío que pueda enfrentar.
Si nada de esto funciona, lo mejor es que acudas a un especialista, tanto tú, como el, ya que os dará herramientas para gestionar la situación. Es importante que no te desesperes, ni te preocupes demasiado. El niño/a notará puede notar esta preocupación y sentir presión de que no está cumpliendo con tus expectativas. Ser padre implica aceptar a tu hijo/a tal y como es. Deja que vaya a su ritmo, sé un buen modelo a seguir y, sobre todo, dale mucho amor y cariño.
