Estamos leyendo últimamente cómo muchas familias se decantan ya por tener a sus mayores en casa debido a que estar alguno de los miembros en paro necesitan tirar de la pensión de los abuelos para poder subsistir. Es totalmente normal, aunque no debemos olvidar que las residencias de ancianos son una gran opción para las familias en las que todos trabajan y no pueden atender como quisieran a sus miembros más viejos o incluso, aun teniendo el tiempo necesario, no tienen los suficientes conocimientos para saber cómo mover a una persona encamada sin hacerse daño en la espalda, cómo proponerle ejercicios para tener su mente activa, etc.
No siempre es sencillo convencer a una persona mayor de que se encontrará mejor cuidada en una residencia, bien de forma permanente o temporal. Incluso es difícil también para los propios miembros de la familia. Pero nada más lejos de la realidad. Los geriátricos no son hospitales donde se abandona a los ancianos para que simplemente pasen sus últimos días, sino que son centros donde se cuida a los mayores y se les ofrece un verdadero hogar.
Bien es cierto que los hay mejores y peores, por lo que es conveniente buscar un buen centro como Benviure donde todas las necesidades estén cubiertas y los mayores se sientan como en su propia casa.
Una de las ventajas de este tipo de centro y en la que debemos fijarnos es que sean seguros y que no tengan barreras arquitectónicas para que los ancianos puedan contar con la mayor movilidad posible. Esta es una forma indirecta de cuidar de los mayores, pero también deben contar con maneras directas, como lavar su ropa y encargarse de su higiene personal y de la comida, tareas que con la edad cuestan cada vez más a los mayores y que llegados a un punto dejan de ser independientes para realizarlas. Asimismo, hablando de comida, es conveniente revisar también el menú servido, así como la calidad y la variedad del mismo. Como ventaja, podemos decir que las residencias evitan uno de los mayores problemas entre los ancianos, que es la malnutrición. Muchas de estas personas dejan de hacer comidas completas cuando ya sólo tienen que cocinar para ellos y les da una mayor pereza cocinar o les resulta más complicado que con unos años menos. En las residencias esto se soluciona con un menú supervisado con nutricionistas.
Los servicios de médicos y fisioterapia son también una tónica común dentro de los geriátricos más equipados, por lo que no debemos tener por el cuidado sanitario de los mismos, ya que en este sentido es probable que estén mejor que en casa, porque pocas familias pueden permitirse que sus mayores sean atendidos constantemente por algún sanitario.
En cuanto a la sociabilidad, muchas residencias permiten las visitas con un amplio horario dentro de las habitaciones privadas de los mayores. Por lo que se sigue respetando su intimidad. Además, uno puede llevarse consigo sus objetos personales y recuerdos para hacer de su estancia un lugar más acogedor y más similar a la propia casa.
Asimismo, en los geriátricos los mayores se relacionan también con gente de su propia edad, por lo que ejercitan la mente, especialmente con las actividades en grupo que en casa no podemos hacer o que simplemente no sabemos cuáles son las adecuadas. Compartir espacio y tiempo con personas de su generación resulta agradable para los mayores. Esta es otra ventaja más, ya que en las casas de sus hijos posiblemente no podrían hacer esto y estarían condenados a entretenerse viendo la televisión.
Como veis, son muchas las ventajas de las residencias y debemos de perder el miedo a hacer uso de ellas y, sobre todo, romper con el estereotipo o con la imagen que hemos creado en nuestra mente de este tipo de centros.