La edad y sus temidas consecuencias a nivel estético son una de las mayores preocupaciones de un sector de la población. La pérdida de elasticidad en la piel es un factor inherente a la edad con lo que la mayoría de personas lidia día a día de manera preventiva. La estética, el aspecto físico y sentirse bien, es una de las prioridades de una gran parte de las mujeres y cada vez, más hombres.
Puesto que no se puede evitar que se produzca el envejecimiento de la piel, la medicina estética ofrece soluciones de todo tipo y para todo tipo de problemas y personas. Tratamientos invasivos como la cirugía están perdiendo terreno frente a tratamientos más sencillos, menos invasivos y con similares o mejores resultados.
Debido a la importancia que la sociedad, confiere al aspecto físico, no es de extrañar que, ante la más mínima señal de envejecimiento en la piel, sobre todo facial, se tomen medidas. El efecto lifting, es decir levantamiento o estiramiento de la piel, es lo más demandado en las clínicas estéticas. Equivocadamente, se tiende a pensar que el lifting, propiamente dicho, es la intervención quirúrgica que tan de moda puso en los noventa Richard Guere. Siendo en parte cierto, este efecto tan buscado para la reducción de arrugas en la piel y proporcionar un aspecto más joven y saludable, el lifting, no es solo una cirugía estética facial.
Para lograr estos resultados de estiramiento y eliminación de arrugas, pliegues y otros signos de envejecimiento en la piel facial, la medicina estética, ofrece, como ya decíamos antes, numerosas opciones. Gracias a los profesionales del sector de las soluciones médico estéticas de Medyglobal, hemos descubierto el tratamiento mediante hilos tensores. Esta técnica, para nada novedosa, pues se utiliza desde hace décadas, es una excelente alternativa a las intervenciones quirúrgicas.
La pérdida de elasticidad a consecuencia de la destrucción del colágeno y la elastina del tejido epidérmico, aparecen la flaccidez facial y las temidas arrugas y líneas de expresión que se acentúan con el paso del tiempo. Un tratamiento realizado con hilos tensores, mínima notablemente el impacto, sin cirugías.
Qué es un hilo tensor
Los hilos tensores, conocidos también como hilos mágicos faciales o hilos japoneses, son filamentos con un grosor similar a un cabello. Estos hilos, se fabrican con materiales biocompatibles como la polidioxanona, reabsorbible, antialérgico y utilizado para realizar las suturas en las intervenciones quirúrgicas que afectan al corazón. Dada su gran utilización en el campo de la cirugía coronaria, su presencia en la medicina estética los convierte en un material seguro para estos fines.
Dentro del mundo de los hilos mágicos, podemos distinguir tres tipos a razón de su morfología y composición:
- Espiculados o dentados. La forma de esta categoría de hilos tensores es aserrada (de ahí, su nombre), gracias a esta morfología tan particular, proporcionan un mayor agarre a la dermis. Es la opción más recomendada para tratar las zonas del cuerpo que presentan mayor flaccidez como las mejillas o el cuello.
- Se confeccionan con varias hebras y permiten la obtención de un efecto de relleno más armonioso y aspecto natural. Son frecuentemente utilizados para el tratamiento de arrugas en los labios.
- Formado por una sola hebra, el más fino de los tres, se utiliza para corregir la tan temida flaccidez de la papada y afinar la mandíbula. No es muy habitual pero también puede aplicarse en otras zonas como el pecho o los glúteos.
Según la zona a tratar, el profesional de la medicina estética, se decantará por uno de estos tipos de hilo tensor. Dado que el material con que se fabrican es reabsorbible, el riesgo de complicaciones es prácticamente inexistente. Eso influye directamente en una menor probabilidad de aparición de cicatrices, hematomas o hemorragias.
Prácticamente cualquier parte de la cara es susceptible de recibir este tipo de tratamiento, siendo pómulos, mandíbula, cuello y ceja las zonas más tratadas. Suelen utilizarse en combinación con otros procedimientos antienvejecimiento.
Función de los hilos mágicos
Como puede entenderse gracias a su propio nombre, los hilos tensores, ayudan a tensar y recolocar la piel que, debido a la edad, se ha descolgado. De esta manera, se proporciona a la piel una mayor firmeza y tersura que conllevan a una elevación de los tejidos faciales. Su efectividad, ha convertido este tratamiento en uno de los más demandados para luchar contra los signos del envejecimiento facial.
No solo ahí queda la cosa. La acción y efecto de la aplicación de hilos tensores, va más allá. Trabajan a nivel subcutáneo, dado que la polidioxanona con la que se fabrican, estimula la producción natural de la elastina y el colágeno que proporcionan esa elasticidad y tersura a la piel.
El resultado final es un lifting facial sin pasar por el quirófano, la disminución de la flaccidez y la recuperación de la firmeza y elasticidad de la piel, proporcionan esa luminosidad de la dermis rejuvenecida.
Estos efectos, son posible, debido a que el propio sistema inmune, al no reconocer los hilos como parte del organismo, reacciona. Su misión es proteger al mismo frente a este cuerpo extraño mediante la eliminación. Se produce entonces una reacción inflamatoria no tóxica e inofensiva que propicia la formación del colágeno y la estimulación del riego sanguíneo.
Para llevar a cabo el tratamiento, no es necesario un preoperatorio como sucede en una intervención quirúrgica. Se trata de un procedimiento ambulatorio que se lleva a cabo de forma rápida y sin anestesia.
La introducción de los hilos a nivel dérmico se lleva a cabo mediante la ayuda de una aguja muy fina. Una vez colocado el hilo, la aguja se retira dejándolo en la posición correcta. El numero de hilos a introducir, va en función de la extensión de la zona a tratar. De forma habitual, se estima aplicar entre seis y quince hilos.
No es necesario ningún anclaje o sutura en su aplicación, convirtiendo el procedimiento en una sesión rápida y sencilla. Al no ser necesaria tampoco la aplicación de anestesia, en algún caso se utiliza anestesia local tópica, los riesgos disminuyen y el tiempo de duración también. La duración total, suele oscilar entre los veinte y treinta minutos, salvo zonas más amplias en las que el profesional puede decidirá repartir el mismo en varias sesiones.
Finalizado el tratamiento, puede ocasionalmente y según el caso, aparecer una inflamación leve en la zona, así como algún pequeño hematoma que desaparece en pocos días. No obstante, el médico que realice la intervención prescribirá medicación y la aplicación de frio para disminuir los riesgos de inflamación.
Durante las doce horas siguientes, hay que evitar limpiar, tocar y exponer la zona tratada al sol. Es aconsejable no realizar deporte durante el primer mes tras la realización del tratamiento para evitar sufrir golpes en la cara.
Según los profesionales del sector, los primeros efectos se hacen visibles una hora después de su aplicación. Sin embargo, los resultados óptimos, se consiguen a los tres meses de haber sido implantados los hilos. Transcurridos entre seis y ocho meses, la reabsorción se habrá producido, manteniéndose el efecto lifting durante dieciocho meses.
En conclusión, podemos afirmar que este tipo de tratamiento estético es uno de los más eficaces, sencillos y de menor riesgo que se puede encontrar en la actualidad. Lo sorprendente es que no sea tan conocido como los que se hacen con ácido hialurónico, por citar uno de los tratamientos de rejuvenecimiento más relevantes en la actualidad. Quizá para aquellas personas amantes de la estética, no resulte curioso porque ya lo conozca, pero para los profanos en el mundo, se trata de algo novedoso y que conviene, compartir.