Es curioso como de repente un energúmeno puede convertir en una pesadilla algo que habías hecho con un montón de ilusión. Esto fue lo que me pasó a mí y que gracias a los profesionales de Fresno Inmobiliaria he podido ponerle fin y vivir más tranquila. Y es que hacía unos dos años me había comprado un piso en un edificio del centro de Madrid donde estaba más o menos relajada y feliz hasta que el alquilaron el piso de arriba a una pareja de maleducados que no sabían, ni sabrán aunque ya no sea mi problema, vivir en comunidad.
Pues bien, yo había adquirido mi vivienda con muchísima ilusión después de tanto ahorrar para poder meterme en una hipoteca y por supuesto dar una entrada para nada pequeña, y más teniendo en cuenta que yo soy soltera y debía hacerlo todo con mi propio esfuerzo. Ya la había reformado y amueblado incluso con gran trabajo y ahorrando mucho, así como esperando a que saliesen ofertas en los productos que yo quería. Y así estaba tan feliz hasta que a principios de año empecé a escuchar ruidos muy por encima de lo normal en el piso de arriba.
Anteriormente esa vivienda había estado alquilada a una pareja joven con hijos y lo cierto es que estos hacían mucho ruido, pero bueno, es entendible que los niños han de correr, jugar, cantar… Está claro que los padres pueden poner algo de coto o límite a sus ruidos, pero en este caso no lo hacían y yo aguantaba como se podía. Pero quienes les sustituyeron en este piso, pese a ser únicamente dos personas, eran todavía más ruidosos y más desagradables que un matrimonio con hijos. Pasar el aspirador a las ocho de la mañana y a golpes contra las paredes era una práctica de lo más habitual, así como hablar a gritos, correr por la casa de madrugada, poner altísima la televisión hasta el punto de poner adivinar yo desde mi casa qué película veían, o arrastrar muebles a cualquier hora del día. Asimismo, y para mayor incomodidad, mantenían relaciones sexuales a un volumen que parecía que les tuviese en el salón de mi casa. Y no se cortaban en ninguno de sus ruidos. De hecho, cuanto más se les llamaba la atención, como dos personas sin educación, peor lo hacían todavía.
Es algo que nos puede pasar a cualquiera. No a todos nos han educado por igual en valores como el respeto hacia los demás. Y cambiar a las personas es algo harto complicado. Yo intenté incluso solucionarlo a través de los diferentes presidentes que fue teniendo la comunidad, y no lo conseguí. Es más, hablé incluso con el dueño del piso y él prefería llenarse los bolsillos con el dinero que seguramente en negro se embolsaba con el alquiler. De hecho, los energúmenos que tenía encima le mentían diciendo que no estaban en el piso cuando yo me quejaba de ellos y este señor se lo creía todo, o como digo, prefería creérselo. Y para más inri, en el garaje era también mi vecino, el de la plaza de al lado, y pese a toda su chulería el tema de aparcar no lo llevaba muy bien y lo hacía tan mal que apenas me dejaba espacio para mi coche.
Harta, decidí poner freno y ahora vivo mucho mejor en un chalé en la madrileña localidad de Cobeña.
Fresno Inmobiliaria, unos profesionales de altura
Como yo no soy de Madrid y no conozco muy bien las localidades de la comunidad, decidí ponerme en manos de unos profesionales del sector inmobiliario y fui recomendada a las oficinas de la inmobiliaria Fresno, donde me explicaron que lo mejor, como yo había pensado, era directamente irme a vivir tranquila a un chalé a las afueras. Ni siquiera un adosado, sino a mi propia casa, donde nadie me molestase. Y vaya si he acertado. De hecho, mucha gente me pregunta si me compensa el no estar en el centro de la ciudad, y la verdad es que estoy mejor que nunca. Cuando abro las ventanas aquí entra aire fresco y no contaminado por los coches. Puedo ir cuando quiero al centro de Madrid o a cualquier espacio comercial, y todo eso que dicen que me gasto en gasolina a mayores en realidad lo estoy amortizando con lo que no pago de comunidad y lo que gano en calidad de vida.
Mi consejo: no dejéis que ningún energúmeno o maleducado que no sepa vivir en comunidad os amargue la vida y dad carpetazo a todo aquello que os molesta. En este caso, con lo que saqué de la venta de mi casa, ahora que parece que el mercado de segunda mano mejora, y un poco que me faltaba que pago con una pequeña hipoteca, he ganado en todos los aspectos, incluso en mayor espacio para mí y los míos, y hasta por fin puedo cumplir el sueño de tener un perro.