Sigue creciendo el número de personas mayores que hay en España. Esto tiene cosas positivas y asuntos que no lo son tanto. Lo bueno tiene una importancia mayor, claro está. Por una parte, porque quiere decir que la esperanza de vida está creciendo en un país como el nuestro. Y segundo, porque quiere decir que la calidad de vida ha crecido. Es cierto que, si la sociedad está compuesta mayoritariamente por gente mayor, tenemos un problema: que habrá menor capacidad de trabajo y más pensiones que pagar. Obviamente, la presencia de mucha gente mayor en la sociedad sería todavía más idónea si, además, la tasa de natalidad fuera alta.
En una noticia que fue publicada en la página web Business Insider se apuntaba que la población anciana en España estaba creciendo de una manera bastante importante y que solo en 8 grandes municipios no se había producido ese crecimiento. Es sintomático un dato como el que acabamos de compartir con todas y todos vosotros porque deja clara cuál es la tendencia en los últimos tiempos. Y no cabe la menor duda de que se va a seguir acentuando teniendo en cuenta que una buena cantidad de gente está al borde de la edad legal de jubilación.
Todo el mundo piensa en las pensiones cuando se habla del aumento progresivo del número de mayores de 65 años en España, pero… ¿alguien ha pensado en que ese aumento de la cantidad de personas que se encuentra en ese momento de la vida implica una nueva serie de necesidades que es necesario cubrir? El aumento del envejecimiento hace que, de manera irremediable, se tenga que potenciar todo lo que tiene que ver con los servicios de cuidado para la tercera edad. Y la sociedad española se tiene que preparar para ampliar ese tipo de servicios.
Uno de los servicios que son imprescindibles para garantizar el bienestar futuro de una sociedad como la española es el de garantizar una ayuda doméstica para la tercera edad. Y ojo, que no estamos hablando de un futuro a largo plazo. Dentro de una década, el envejecimiento de la población española se verá potenciado como consecuencia de la llegada de la generación del Baby Boom a la edad de jubilación. Los profesionales de Servicio Doméstico Sant Pau nos han indicado que se necesitan manos en este tipo de labores y que estos servicios van a constituir una fuente de trabajo realmente importante de cara a los años que están por venir.
Es inevitable que, a medida que pasen los años, nos vayan surgiendo problemas físicos que nos hagan ser cada vez más dependientes y necesitar la ayuda de una persona que pueda sernos de utilidad. El objetivo pasa por hacer de nuestra vida algo mejor y superar, en la medida de lo posible, todos y cada uno de los problemas que nos puedan venir marcados por la edad. Ni que decir tiene que garantizar estos servicios debe ser uno de los propósitos de la sociedad y que hay que procurar que esos servicios sean de la máxima calidad posible.
Problemas físicos… y también mentales
Se suele tender a pensar que los problemas que tienen las personas mayores son solo de índole físico y lo cierto es que no es así ni mucho menos. Son demasiados, y cada vez más, los problemas mentales a los que están expuestas las personas mayores, sobre todo en una sociedad en la que se ha tendido a desplazar a ese grupo de personas. Ni que decir tiene que hay que prestar atención a todo lo que guarda relación con ese asunto. Si perdemos de vista las necesidades a nivel mental de la gente, seguro que termina perdiendo calidad de vida.
Cuestiones como la ansiedad, la depresión o el estrés son asuntos que se han convertido en habituales en la sociedad actual, pero los medios de comunicación se han hecho eco de asuntos así por el simple hecho de que lo sufren las personas jóvenes. Pero los ancianos también lo sufren y lo hacen cada vez más a causa de problemas como la soledad, una soledad con la que se sufre mucho y que puede llegar a dejar secuelas muy graves en la mente humana.
Hay que cuidar de nuestros mayores. Después de una vida en la que han tenido momentos complicados, es lo mínimo que les podemos dar. Y ojalá que esos cuidados no les falten nunca. Es obligación de toda la ciudadanía que se cuide de esas personas que han dado pie a otras generaciones y que han hecho posible un avance social que ha sido clave para que, hoy, nosotros y nosotras tengamos oportunidades como las que ellos y ellas no tuvieron. Es de justicia que ahora se lo paguemos.