Decimos que una bolsa de plástico es biodegradable cuando este plástico se puede descomponer en nutrientes y biomasa, en condiciones que se dan normalmente en la naturaleza.
Esto no ocurre con las bolsas convencionales de polietileno con polímero obtenido del petróleo, pero sí con algunos bioplásticos fabricados a partir de los recursos naturales renovables (como el algodón o la patata), o de algunos poliésteros sintéticos, en ocasiones obtenidos a partir del petróleo.
Como especifica AENOR, si en una bolsa se dice que es biodegradable debe cumplir la norma UNE-EN 13432, que define la biodegradabilidad final como: “Descomposición de un compuesto químico orgánico por microorganismos en presencia de oxígeno para dar dióxido de carbono, agua, sales minerales en cualquier elemento presente (mineralización) y nueva biomasa; o bien en ausencia de oxígeno para dar dióxido de carbono, metano, sales minerales y nueva biomasa”.
En España se confunde a menudo ambos términos y, aunque existe algún sello específico, como el distintivo de garantía de calidad ambiental de Cataluña a los productos de material compostable, los principales certificadores de compostabilidad están en Bélgica y Alemania.
Un árbol es biodegradable, pero en sentido estricto de la norma no es compostable”, detalla Philippe Dewolfs, responsable del Departamento de Certificación de Vinçotte, empresa certificadora del sello belga “OK compost”, que explica que mientras la biodegradabilidad se refiere a un proceso químico habitual en la naturaleza, la compostabilidad constituye un parámetro humano.
Por otro lado, tenemos las bolsas degradables que, suena muy parecido a biodegradable, demasiado, pero se refiere a un proceso diferente (y estos plásticos no cumplen los requisitos de la norma UNE-EN 13432). Son bolsas de plástico como las de siempre a las que se han añadido unos aditivos que aceleran su desintegración física.
Como explican desde AENOR, esto significa que el plástico se fragmenta en partículas diminutas; partículas que no se ven, pero que en una primera fase no pueden ser asimiladas por las plantas. Esta degradación puede ser inducida por la luz ultravioleta (fotodegradable) o por la oxidación (oxodegradable).
Y como no las bolsas reciclables. Las bolsas de plástico de polietileno convencionales (en cuya fabricación se emite mucho CO2 y que tardan cerca de cien años en descomponerse en la naturaleza) pueden ser recicladas: hay plantas de tratamiento en España donde las transforman en un granulado plástico –granza de polietileno– que sirve para fabricar otros productos.
Qué quiere decir Compostable
Un error común es creer que porque un plástico sea biodegradable ya es compostable, y esto no es siempre así. Es decir, no todos los plásticos biodegradables sirven para hacer compost (abono orgánico).
La clave está en que los tiempos se acortan, ya que para que un plástico pueda considerarse compostable, este debe biodegradarse a la vez que el resto de materiales orgánicos que llegan a una planta de compostaje.
En este sentido, Plasticos Alhambra, es una empresa familiar especializada desde 1971 en la fabricación de bolsas y film de plásticos biodegradables y bolsas de polietileno.
Desde hace años, en su fábrica de bolsas de plástico apuestan por la innovación tecnológica, y por una política de inversión anual para la adquisición de la mejor maquinaria disponible que junto con el perfeccionamiento continuo de nuestro proceso productivo, ha llevado a esta empresa fabricante de bolsas de plástico a un crecimiento constante y fortalecimiento en el mercado.
Actualmente, sus productos se fabrican en las máquinas más sofisticadas del mundo, y es precisamente ese ímpetu por su mejora constante una de las razones por las que en esta empresa se puedan encontrar claros ejemplos de bolsas de plástico compostables y biodegradables.
Se trata de Bolsas de plástico fabricadas con materia prima biodegradable compostable. De hecho, en este caso tienen el certificado de Vincotte, con lo que podemos estar seguros de que cumplen los reglamentos de AENOR