En ocasiones, la vida no es un camino de rosas. Durante muchas etapas de nuestra existencia sufrimos problemas que nos amargan, que cambian nuestra actitud, que nos dominan y nos hacen sentir desganados y negativos. Son etapas en las que nuestra mente nos dice “tranquilidad, la tormenta pasará”. Y si somos audaces, podemos conseguir que la tormenta pase lo más rápidamente posible.
Un divorcio es una de esas épocas traumáticas que a cada vez más gente le está tocando sufrir. Hay amores que no lo son para toda la vida y que tras un tiempo determinado dejan de serlo. Lo importante en estos casos es tener claro si una separación es lo más conveniente para la pareja o si las diferencias que existen entre ambos pueden solventarse de otra manera.
En mi caso, no pudimos soliviantar esas diferencias. Mi ex mujer y yo llevábamos tres años casados y ya teníamos una hija cuando comenzamos a tener problemas. Por desgracia, el estrés del trabajo y lo difícil que resultaba la conciliación familiar nos hacían discutir casi de manera continua y nuestra hija acusaba los problemas familiares que le estábamos imponiendo. Tras meditarlo pormenorizadamente, llegamos a la conclusión de que quizá la separación fuera el mejor de los remedios para paliar los efectos de la situación.
Empezamos a buscar algún abogado que nos facilitara y agilizara los trámites. No queríamos estar demasiado tiempo sufriendo una situación tan incómoda, por lo que pedíamos sobre todo rapidez. Hallamos un despacho de abogados muy bueno gracias a la página web www.tramitesfacilessantander.com y contactamos. Nos dijeron que tratarían y resolverían el asunto tan velozmente como les fuera posible y que tenían experiencia en casos como el nuestro. Accedimos y les contratamos.
Dicho y hecho. El proceso no fue demasiado largo y lo cierto es que ambos terminamos contentos. La resolución final del juez fue que durante periodos de seis meses iríamos alternando la convivencia con nuestra hija en nuestra casa y que quien estuviera fuera de la misma durante dicho periodo se haría cargo del coche. Era justo esto lo que habíamos hablado con el abogado, un abogado que resultó fundamental para que la decisión nos contentara a mi ex mujer y a mí.
Por eso decía antes que, si somos audaces, la tormenta pasará más rápidamente. Un buen abogado es indispensable en estos casos y nosotros, por suerte, conseguimos a uno. En la actualidad, mi ex mujer y yo somos buenos amigos y mantenemos una relación muy cordial, algo que sin duda alguna a la que mejor ha venido es a nuestra hija, que sigue creciendo sin traumas y viendo a sus padres felices y contentos.
El número de divorcios, en aumento en España
Que la cifra de matrimonios rotos crece y crece en nuestro país no sorprende a nadie. De hecho, esto es algo que en pleno siglo XXI todos tenemos admitido. Los datos del Instituto Nacional de Estadística para el año 2014 revelan lo que os acabo de comentar: el número de divorcios en España superó los 100.000, aumentando esta cifra en un 5’6% con respecto al año anterior.
La inmensa mayoría de los divorcios y separaciones que tienen lugar en España son de mutuo acuerdo. Los de este tipo suponen un 76’5% de los casos, habiendo un conflicto contencioso en el 23’5% restante. Por su parte, la duración media de los matrimonios que tocaron a su fin en 2014 fue de 15’8 años, una cifra bastante similar a la que arrojó el balance del año 2013.
Tener a nuestro lado a un buen profesional nos ayudará a resolver de la mejor manera posible nuestro conflicto. Ya no solo si el divorcio es problemático, sino también si se produce de mutuo acuerdo entre las partes. Mi caso es un ejemplo de ello. Con los consejos adecuados, esa tormenta de la que hablaba pasará en un santiamén. Y ya quedará menos para reconstruir la vida cada uno a su manera.